Las llaves tintinean segundos antes de que se abra la puerta.
Entran con cuidado, intentando no hacer ruido, conteniendo la risa.
Se mueren de la risa cuando Arturo, el más alto de los dos, se tropieza con Roald, que ha salido a curiosear. Y a regalarles varios bufidos ofendidos.
-Shhh. Zitto, gatto. Zitto!
Roto se ríe, apoyado en la pared. Avanzan sin encender las luces hasta el comedor y se dejan caer en el sofá. Derrotados. El reloj marca las tres de la mañana.
-Oye, ¿nos hacemos la última?
-Busca en la nevera.
El rubio se levanta y vuelve, tras un buen rato de risas y tambaleos, con dos botellines de Judas, abiertos y bien fríos.
-¡Un brindis!
-¡Por nosotros!
Brindan, ríen. Ciro golpea suavemente el culo de la botella contra la mesa. Beben.
-¿Y qué vas a hacer el sábado con Gabi? Le dijiste que vendría con nosotros al bar, Ciro.
-Boh, Artu... La llevaré al bar, por supuesto. Pero venga, ya la has visto. Es incapaz de estar media hora en un sitio con mucha gente. Cenamos allí, como todos los sábados...- Lía un cigarrillo como puede, con bastante tino para lo borracho que va; y lo enciende. Expulsa el humo antes de seguir hablando.-...y luego, nos vamos, la dejo en su casa y recojo a Rake. No puedo faltar a la cita con Raquel.
-No, si lo digo por aquello de ayudar a la muchacha. Su mejor amigo y esas cosas.
Ciro gime.
-Merda.
-Sí, a eso me refería. ¿Por qué no pruebas a traer a Rake con todos, hum?- Le da un trago a la cerveza y mira fijamente a Ciro. Le brillan los ojos verdes por el alcohol.- En plan grupo y tal, y ya al acabar la noche, pues os piráis solos.
-¿Y a Gabi, quién la deja en casa, povera?
-Todos. Al salir del bar damos una vuelta, y la dejamos sana y salva.
-No quiero a Santi rondando a Rake. Es un salido, Roto.
Él se encoge de hombros.
-Es tu amigo, y le soportas. Sabes a lo que te arriesgas con él.
-Ayúdame a mantenerlo alejado de Raquel.
-Entonces agobiará a Gabi.
-Pues aléjalo de ella también.
-¡Eh, que soy tu amigo, no un guardaespaldas pluriempleado!
Ciro pone los ojos en blanco.
-¿No te parece bastante que vaya a tener que llevarme a Raquel con vosotros en vez de una cita nosotros dos solos?
La risa profunda de Arturo se le contagia. Empiezan a reírse, sin poder parar. Juraría que incluso se tiene que secar un par de lágrimas, mientras Roald se ofende por no poder tumbarse en su regazo.
-¡Ay!
Se queja cuando el gato le sujeta suavemente con los dientes el brazo. Aún le dura un poco la risa.
-Bene, bene! Ya te cojo, pesadilla.
Un trago a la cerveza, una calada, una caricia al pequeño tigre gris. Pone los pies sobre la mesa.
-¿Entonces?
-¿Entonces, qué, Spaghetti?
-Que si el sábado me ayudas con Gabi. Y con Raquel.
Arturo levanta una ceja.
-¿En serio me lo estás preguntando?
Se sonríen. Incluso en la oscuridad, saben que se están sonriendo. Ciro le pasa el cigarro, Arturo se estira en el sofá.
-Oye, Ciro.
-Cosa?
-Me puedo quedar a dormir aquí, ¿verdad?
-¿En serio me lo estás preguntando?
-Es que no recuerdo si llevo llaves. Y no quiero despertar a mi madre a estas horas...
El tono es serio. La niebla que el alcohol había provocado en sus cabezas se va en un parpadeo; y Ciro coge aire profundamente. Sabe el dolor que encierran esas pocas palabras.
-No quiero que se asuste, Ciro.
Se fija en la mano de su amigo, que se toca la delgada cicatriz de la sien.
-Eh, Roto. La cicatriz.
El rubio maldice, escondiendo la mano. Luego lo mira, tan serio como un enterrador.
-Tío, es sólo que no puedo olvidar lo que hizo ese capullo. Y parece que se están... Nos estamos recuperando. Pero si oye la puerta a estas horas y huele la peste a tabaco y alcohol, a mi madre le da un infarto. Y puede que a Marta también.
-Eh, te puedes quedar aquí a dormir siempre que quieras, macho. Ya lo sabes. No necesito ninguna explicación, Artu.
-Me pone de los nervios, Ciro. Me saca de quicio. Sigo soñando que no llego a tiempo de meterme en medio, que el golpe no me lo llevo yo; que...
-Arturo. Eh, Artu. -Ciro le aprieta el hombro, le sonríe.- Llegaste a tiempo. Lo largaste de casa, cazzo, y le devolviste la vida a tu madre y a tu hermana. Así que basta ya.
Un suspiro.
-¿Acabamos la birra, vecchio?
-Bien.
Vuelven a beber, y el ambiente parece relajarse. ¿Ha puesto la alarma en el móvil? ¿Le manda un mensaje a Rubén, por si no se despierta a tiempo para ir a la biblioteca?
Coge el teléfono, lo desbloquea. A su lado, Arturo ya está medio dormido en el sofá, con los pies descalzos sobre la mesa. Roald ronronea, profundamente dormido entre los dos.
El símbolo de un mensaje sin leer parpadea en la pantalla.
Messaggio di Gabi
"¿Voy el sábado a las 10 al bar de tus amigos?"
Sonríe un poco, medio dormido. La recuerda esa tarde, tímida, hablando apenas. Jam manejaba la conversación, como de costumbre, y Roto estaba tan callado como de normal. Pero entre las cervezas, las sonrisas y el buen rollo que llevaban, la muchacha empezó a perder el miedo. Cazzo, si parecía casi normal, preguntando y respondiendo sin tapujos. Incluso seguía alguna broma de Jam.
Se apresura a contestarle.
"¡Si! Si quieres, puedes ir antes. Jam y Arturo estarán allí :)"
Ciro es un bibliotecario un tanto peculiar. Tiene piercings, fuma mucho, y bebe todavía más. Le gusta la música rock, dormir poco y salir todas las noches; la ropa rota y los vaqueros. Pero, por encima de todo, le gusta ayudar a la gente. Ayudarla DE VERDAD. Por eso, cuando una muchacha le pide un libro para aprender a sonreír, él se convertirá en el mejor amigo del mundo... ¡Si su vida de locos no lo mata antes!
23 sept 2013
6 sept 2013
7- Algo que celebrar
Las diez y media. Los números brillan un momento en la pantalla del móvil, luego lo bloquea y lo guarda en el bolsillo. Llega tarde, seguro que los demás ya están en el bar, hablando de Gabi. Se siente lleno de orgullo, sabe que la muchacha les ha caído bien... Incluso a Roto, que no terminaba de fiarse.
Entra en el bar, que aún está vacío. Un saludo a la chica en la barra y va directo al fondo, con los chicos que, como esperaba, estaban ya hablando delante de varias rubias heladas.
-Genial, tío, en serio. Nos hemos quedado flipando...
-¿Y no me habéis llamado? ¿Pero qué amigos sois vosotros?
-Venga, corta el rollo... Se trataba de buena impresión, macho.
-¡Y no me habéis llamado!
-...Y él venga a sonreír por todos lados y que si vamos a tocar la guitarra, y que...
-¿Pero por qué no me habéis llamado?
-...y luego que si le apetecía venirse otro día y...
-No insistas, tío.
-...el próximo lunes la veremos de nuevo.
-Porque no quería asustarla, Santi. Y tú no eres precisamente lo mejor del mundo para una buena primera impresión, que eres un salido.
Ciro coge una silla cercana y se sienta con sus amigos. Mientras sigue escuchando a Santi quejarse, cruza una mirada rápida con Roto, que sonríe un poco. Hace una mueca y empieza a prepararse un cigarro.
-Esto me duele, Ciro. Me duele mucho.
Jam empieza a reírse al ver que Santi se lleva las manos al pecho y pone cara de Bambi.
-¡Oh, venga! ¡No empieces!
-Que no lo comprendo, de verdad.
-Santi... Mírate, tío. Míranos. Ya bastante arriesgado era que viera a estos dos, pero tío... ¿A ti?
El chaval lo hace, se encoge de hombros.
-¿Qué hay de malo?
La camarera que se acerca con cerveza para los cuatro se ríe.
-¿Por donde empiezo?
Los otros tres se ríen. Jam la llama.
-¡Eh, Mar! Siéntate un rato con nosotros, anda. Aprovecha que no hay nadie.
Se mueven para hacer sitio a la joven.
Ciro expulsa el humo, da un trago a la cerveza helada y disfruta de la sensación.
-¿Y bien? ¿Qué tengo yo de malo que ellos no?
Los ojos castaños de Mar relucen mientras saca un cigarro y Ciro le da fuego. La muchacha le dedica una enorme sonrisa a Santi.
-Pues mira... ¿Empiezo por las pintas y los pantalones caídos, por los chistes cutres o porque estás más salido que un chimpancé? Te dejo elegir.
Vuelven las risas, Santi enrojece. Jam le da un puñetazo en el hombro.
-Eh, que no es para tanto, tío. Que el próximo día estás tú también.
-Ya, claro. El próximo día.
Ciro ríe todavía, casi atragantándose con el humo. Mientras Santi sigue enfurruñado, se inclina hacia delante, aplasta el cigarro contra el cenicero y se queda mirando a sus amigos.
-¿Qué planes tenéis para el sábado, raga?
-¿Tenemos?
La voz de Roto, muy interesado, hace que incluso Santi deje de hacer el paripé. Entran un par de chicos y se sientan en la barra, Mar se despida con un guiño.
-¡La próxima a mi cuenta, chicos! ¡Y cambia de estilo, Santi!
Él le saca la lengua y vuelve rápidamente a centrarse en el tema.
-Sí, ¿cómo que "nosotros"?
Coge aire, aguántalo, expúlsalo. Inspira, espira. Dai, puoi parlare. Parla!
-HequedadoelsábadoconRaquel.
Lo dice rápido, intentando que no se forme el espectáculo que sabe que se formará. Jam incluso se pone en pie.
-¿Que quéééé?
-¡Joder, tío, felicidades! ¿Cómo lo has hecho?
-¿Cuándo lo has hecho?
-Raga...
-¡Un crack, en serio, un crack!
-¡Wowowowooo! ¡Ya era hora!
-Ragazzi...
-¡Bravo, italianini!
-Raga!
Les mira, nervioso. Todavía no se cree su buena estrella. Le miran expectantes.
-¡Que he quedado con Raquel!
Y alzan los botellines para brindar.
Sabe que al día siguiente se arrepentirá, pero... Tiene un gran motivo para celebrar. ¡Va a salir con Raquel, con la camarera más simpática del mundo! Si eso no se merece una resaca al día siguiente... Bueno, es que su vida no tiene sentido.
Entra en el bar, que aún está vacío. Un saludo a la chica en la barra y va directo al fondo, con los chicos que, como esperaba, estaban ya hablando delante de varias rubias heladas.
-Genial, tío, en serio. Nos hemos quedado flipando...
-¿Y no me habéis llamado? ¿Pero qué amigos sois vosotros?
-Venga, corta el rollo... Se trataba de buena impresión, macho.
-¡Y no me habéis llamado!
-...Y él venga a sonreír por todos lados y que si vamos a tocar la guitarra, y que...
-¿Pero por qué no me habéis llamado?
-...y luego que si le apetecía venirse otro día y...
-No insistas, tío.
-...el próximo lunes la veremos de nuevo.
-Porque no quería asustarla, Santi. Y tú no eres precisamente lo mejor del mundo para una buena primera impresión, que eres un salido.
Ciro coge una silla cercana y se sienta con sus amigos. Mientras sigue escuchando a Santi quejarse, cruza una mirada rápida con Roto, que sonríe un poco. Hace una mueca y empieza a prepararse un cigarro.
-Esto me duele, Ciro. Me duele mucho.
Jam empieza a reírse al ver que Santi se lleva las manos al pecho y pone cara de Bambi.
-¡Oh, venga! ¡No empieces!
-Que no lo comprendo, de verdad.
-Santi... Mírate, tío. Míranos. Ya bastante arriesgado era que viera a estos dos, pero tío... ¿A ti?
El chaval lo hace, se encoge de hombros.
-¿Qué hay de malo?
La camarera que se acerca con cerveza para los cuatro se ríe.
-¿Por donde empiezo?
Los otros tres se ríen. Jam la llama.
-¡Eh, Mar! Siéntate un rato con nosotros, anda. Aprovecha que no hay nadie.
Se mueven para hacer sitio a la joven.
Ciro expulsa el humo, da un trago a la cerveza helada y disfruta de la sensación.
-¿Y bien? ¿Qué tengo yo de malo que ellos no?
Los ojos castaños de Mar relucen mientras saca un cigarro y Ciro le da fuego. La muchacha le dedica una enorme sonrisa a Santi.
-Pues mira... ¿Empiezo por las pintas y los pantalones caídos, por los chistes cutres o porque estás más salido que un chimpancé? Te dejo elegir.
Vuelven las risas, Santi enrojece. Jam le da un puñetazo en el hombro.
-Eh, que no es para tanto, tío. Que el próximo día estás tú también.
-Ya, claro. El próximo día.
Ciro ríe todavía, casi atragantándose con el humo. Mientras Santi sigue enfurruñado, se inclina hacia delante, aplasta el cigarro contra el cenicero y se queda mirando a sus amigos.
-¿Qué planes tenéis para el sábado, raga?
-¿Tenemos?
La voz de Roto, muy interesado, hace que incluso Santi deje de hacer el paripé. Entran un par de chicos y se sientan en la barra, Mar se despida con un guiño.
-¡La próxima a mi cuenta, chicos! ¡Y cambia de estilo, Santi!
Él le saca la lengua y vuelve rápidamente a centrarse en el tema.
-Sí, ¿cómo que "nosotros"?
Coge aire, aguántalo, expúlsalo. Inspira, espira. Dai, puoi parlare. Parla!
-HequedadoelsábadoconRaquel.
Lo dice rápido, intentando que no se forme el espectáculo que sabe que se formará. Jam incluso se pone en pie.
-¿Que quéééé?
-¡Joder, tío, felicidades! ¿Cómo lo has hecho?
-¿Cuándo lo has hecho?
-Raga...
-¡Un crack, en serio, un crack!
-¡Wowowowooo! ¡Ya era hora!
-Ragazzi...
-¡Bravo, italianini!
-Raga!
Les mira, nervioso. Todavía no se cree su buena estrella. Le miran expectantes.
-¡Que he quedado con Raquel!
Y alzan los botellines para brindar.
Sabe que al día siguiente se arrepentirá, pero... Tiene un gran motivo para celebrar. ¡Va a salir con Raquel, con la camarera más simpática del mundo! Si eso no se merece una resaca al día siguiente... Bueno, es que su vida no tiene sentido.
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