6 sept 2013

7- Algo que celebrar

Las diez y media. Los números brillan un momento en la pantalla del móvil, luego lo bloquea y lo guarda en el bolsillo. Llega tarde, seguro que los demás ya están en el bar, hablando de Gabi. Se siente lleno de orgullo, sabe que la muchacha les ha caído bien... Incluso a Roto, que no terminaba de fiarse.
Entra en el bar, que aún está vacío. Un saludo a la chica en la barra y va directo al fondo, con los chicos que, como esperaba, estaban ya hablando delante de varias rubias heladas.
-Genial, tío, en serio. Nos hemos quedado flipando...
-¿Y no me habéis llamado? ¿Pero qué amigos sois vosotros?
-Venga, corta el rollo... Se trataba de buena impresión, macho.
-¡Y no me habéis llamado!
-...Y él venga a sonreír por todos lados y que si vamos a tocar la guitarra, y que...
-¿Pero por qué no me habéis llamado?
-...y luego que si le apetecía venirse otro día y...
-No insistas, tío.
-...el próximo lunes la veremos de nuevo.
-Porque no quería asustarla, Santi. Y tú no eres precisamente lo mejor del mundo para una buena primera impresión, que eres un salido.
Ciro coge una silla cercana y se sienta con sus amigos. Mientras sigue escuchando a Santi quejarse, cruza una mirada rápida con Roto, que sonríe un poco. Hace una mueca y empieza a prepararse un cigarro.
-Esto me duele, Ciro. Me duele mucho.
Jam empieza a reírse al ver que Santi se lleva las manos al pecho y pone cara de Bambi.
-¡Oh, venga! ¡No empieces!
-Que no lo comprendo, de verdad.
-Santi... Mírate, tío. Míranos. Ya bastante arriesgado era que viera a estos dos, pero tío... ¿A ti?
El chaval lo hace, se encoge de hombros.
-¿Qué hay de malo?
La camarera que se acerca con cerveza para los cuatro se ríe.
-¿Por donde empiezo?
Los otros tres se ríen. Jam la llama.
-¡Eh, Mar! Siéntate un rato con nosotros, anda. Aprovecha que no hay nadie.
Se mueven para hacer sitio a la joven.
Ciro expulsa el humo, da un trago a la cerveza helada y disfruta de la sensación.
-¿Y bien? ¿Qué tengo yo de malo que ellos no?
Los ojos castaños de Mar relucen mientras saca un cigarro y Ciro le da fuego. La muchacha le dedica una enorme sonrisa a Santi.
-Pues mira... ¿Empiezo por las pintas y los pantalones caídos, por los chistes cutres o porque estás más salido que un chimpancé? Te dejo elegir.
Vuelven las risas, Santi enrojece. Jam le da un puñetazo en el hombro.
-Eh, que no es para tanto, tío. Que el próximo día estás tú también.
-Ya, claro. El próximo día.
Ciro ríe todavía, casi atragantándose con el humo. Mientras Santi sigue enfurruñado, se inclina hacia delante, aplasta el cigarro contra el cenicero y se queda mirando a sus amigos.
-¿Qué planes tenéis para el sábado, raga?
-¿Tenemos?
La voz de Roto, muy interesado, hace que incluso Santi deje de hacer el paripé. Entran un par de chicos y se sientan en la barra, Mar se despida con un guiño.
-¡La próxima a mi cuenta, chicos! ¡Y cambia de estilo, Santi!
Él le saca la lengua y vuelve rápidamente a centrarse en el tema.
-Sí, ¿cómo que "nosotros"?
Coge aire, aguántalo, expúlsalo. Inspira, espira. Dai, puoi parlare. Parla!
-HequedadoelsábadoconRaquel.
Lo dice rápido, intentando que no se forme el espectáculo que sabe que se formará. Jam incluso se pone en pie.
-¿Que quéééé?
-¡Joder, tío, felicidades! ¿Cómo lo has hecho?
-¿Cuándo lo has hecho?
-Raga...
-¡Un crack, en serio, un crack!
-¡Wowowowooo! ¡Ya era hora!
-Ragazzi...
-¡Bravo, italianini!
-Raga!
Les mira, nervioso. Todavía no se cree su buena estrella. Le miran expectantes.
-¡Que he quedado con Raquel!
Y alzan los botellines para brindar.
Sabe que al día siguiente se arrepentirá, pero... Tiene un gran motivo para celebrar. ¡Va a salir con Raquel, con la camarera más simpática del mundo! Si eso no se merece una resaca al día siguiente... Bueno, es que su vida no tiene sentido.

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