16 ago 2013

6- ¡Vamos, valiente!

Se levantan.
-¿Me esperas un segundo? Tengo que pagar el café.
Se acerca a la barra, dejándola al lado de la mesa, esperando. La cabeza le sigue doliendo, pero menos. Raquel le sonríe.
-¿Cómo va el dolor?
-Mejor, gracias por el café. -Se apoya en el banco.- Por cierto, ¿cuánto te debo por el segundo?
-Nada, ya te lo he dicho. La recomendación del libro me basta.
Le sonríe.
-En ese caso, me tienes que dejar que te invite a algo un día.
Raquel le mira, evaluándolo. Ciro mantiene su sonrisa.
-Allora?
-El sábado a partir de las diez estoy libre.
-Nope. El sábado a las diez y media has quedado. Nos vemos en la puerta de la biblioteca.
-Hasta las once de mañana, macarroni.
Se sonríen.
Ciro se siente flotar mientras sale de la cafetería. Casi no se da cuenta de cuando llega a la altura de la muchacha que le espera.
-¿Dónde vamos?
-¿Dónde quieres ir? La ciudad está aquí para nosotros.
Se retuerce el pelo con nerviosismo, mirándole de reojo.
-No suelo salir mucho.
Dice lo primero que le pasa por la cabeza, todavía pensando en que el sábado tiene una cita con Raquel, la camarera más simpática del mundo.
-¿Y si vamos a un bar que conozco? Hay buena música, y seguramente algún amigo mío esté por allí... Si empiezas por conocer a la gente, te será más fácil aprender a sonreír.
-Es que...
-¡Vamos! -La coge del brazo y empieza a andar con decisión.- ¡Si no te atreves a hablar con ellos, nunca te atreverás a hablar contigo misma de verdad! Y además, son mis amigos. Buena gente. Fidati.



-¡Spaghetti!
Jam y el Roto le saludan desde la puerta del bar, donde están fumando con una cerveza en la mano. Ciro hace un gesto con la cabeza, y ella se medio esconde a su espalda.
-¿Cómo os va, stronzi?
-¿Quién es tu amiga, Ciro?
-Estoy aquí.
La mira de reojo. Vale, quizá no sabe sonreír. Quizá es algo insegura. Dale un saliente al que agarrarse y tendrá carácter.
-¿Por qué no le preguntáis a ella mientras yo pido un par de cervezas? Y hacedme un cigarro, dai.
-¡Pilla dos birras más!
-Que sí, que sí... ¿Tú quieres algo?
-Pues... -Los tres le sonríen, confiados. Transmitiéndole ánimos.- ¿Otra más?
-¡Ese es el espíritu!
Se ruboriza mientras Ciro entra al bar y la deja sola con sus amigos. No sabe dónde esconderse. Y además, el chico de pelo largo la mira fijamente, como si la estudiase. Se siente demasiado nerviosa.
-¿Qué?
La palabra sale disparada de su boca, demasiado brusca. Demasiado a la defensiva.
El de pelo corto sonríe y habla antes que el otro, que le pone más nerviosa por segundos, hable.
-¡Bueno, bueno, qué ánimos! Y eso que ni nos hemos presentado.-Hace el paripé levantantado las manos al cielo como si fuese un error fatal, pero el tono de voz es divertido. Luego se gira a mirarla. A ella.- Mademoiselle, le presento al loco de mi amigo, Arturo, y a mí mismo, Jaime. Pero llámame Jam.
Le dedica un rápido guiño y una sonrisa muy blanca. Le relaja un poco. Quizá tenga que ver que es el único que viste más... normal, esa es la palabra. Camisa de cuadros morados y verdes sobre una camiseta blanca, y unos vaqueros con un roto en la rodilla. Porque de su "mejor amigo del mundo"... El chaleco con chapas y la camiseta de Metallica, los vaqueros llenos de desgarros y las botas militares... ¿Qué dirían sus padres, tan chapados a la antigua, si la ven con él? ¿Y con el otro? ¿El de pelo largo, camiseta con las siglas A.C.A.B. y un mono manchado de grasa? Si el pelo casi no deja que se le vean los ojos. Y es demasiado serio. Le da algo de miedo.
-A mí me puedes llamar Roto, si quieres.
Pues cuando sonríe no es tan inquietante. Coge aire, hasta notar los pulmones a reventar. Espira lentamente, vuelve a coger aliento. Los mira, esperando que no sean simpáticos por pena, que sean así de verdad. Porque de verdad que quiere llegar a tener amigos, aprender a ser una más.
Espira, inspira. Coge fuerzas. Llénate de valor. Allá vamos, piensa. No hay marcha atrás; tiene que ser fuerte, tiene que ser fuerte; y ellos le quieren ayudar. Adelante.
Coge aliento, busca la voz.
-Yo soy Gabi.
Y se vuelve a poner roja como un tomate cuando ellos -Ciro incluido, puesto que está saliendo con cerveza para todos- le sonríen abiertamente.

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