15 jul 2013

3- Cerveza rubia y fría

"Nice work you did
You’re gonna go far, kid!"

Suena The Offspring por los altavoces, la cerveza fría ayuda a pasar el calor. Y a que las risas sean más claras y un poco más fuertes.
Vuelve a mirar las cartas que tiene en la mano, alejado de todo. Sin escuchar las voces de sus amigos.
-¡SPAGHETTI!
-Cazzo!
Salta en la silla, luego ríe con los demás. La risa fuerte y contagiosa de Jaime, uno de sus grandes amigos, le hace volver a la tierra.
-Dios, Ciro, ¡estás ido!
Su compañero de juego se lamenta. Ya pierden tres a cero.
-Eh, que no es mi culpa. Eres tú quien reparte como el culo, Santi.
Vuelven a reír. Pero Jaime se le queda mirando. Se revuelve en la silla, incómodo. Empieza a liar un cigarrillo para calmarse. Los ojos castaños de su amigo no le dan un segundo de respiro.
-¿Qué?
-Eso digo yo, Ciro. Que qué te cuentas para estar en las nubes, zorrón.
Pone los ojos en blanco.
-Absolutamente nada.
-Déjalo, Jam. ¿No ves que va fumadísimo?
La voz de Santi le llega lejana. No es cierto que vaya tan pasado. Sólo se ha hecho dos en todo el día. Ni siquiera se los ha fumado seguidos. Y uno no era verde.
La voz profunda de Arturo le rescata.
-Calla, Santi. Que el que va hasta el culo eres tú, coño. Que ya llevas dos litros encima.
Le dedica una sonrisa a Arturo. El Roto, que le llaman ellos. Roto por toda la mierda que ha tenido que tragar en sus veintitres años de vida; roto como los huesos de su madre tras las palizas de su padre; roto como su infancia; roto como su rostro marcado por una cicatriz desde la sien derecha hasta el ojo que casi lo dejó ciego; roto como la voz cansada y vieja a pesar de sus pocos años.
-No voy fumado, Roto.
-Lo sé. Pero -le alarga un mechero y le coge un puñado de tabaco- tienen razón, tío. A ti te pasa algo.
-¿Es la camarera? ¿La buenorra de la cafe del parque? ¿Te la has tirado?
Dedica una mirada sombría a Santi.
-Eres un puto salido, Santi. ¿Lo sabías?
-Ya. ¿Pero te la has tirado?
Se para el juego, las cartas quedan en la mesa. Un largo trago a la cerveza, un gesto para pedir otra. Jaime le imita.
-No, no es la camarera, cerdo.
-¿Entonces?
-Tíos, ¿en serio...?
Jam le interrumpe, serio.
-Sí, has tenido tiempo para evitar el tema. Te jodes, Spaghetti.
Suspira.
-Esta mañana ha venido una chica a hablar conmigo.
-Y te la has tirado.
-¿Quieres dejar el maldito tema? Sigue, Ciro.
-Grazie. ¿Adivináis que libro buscaba?
-¡Historia de O!
El Roto le da una colleja a Santi, mientras se lo piensa. Jaime está en silencio, pero le dedica una sonrisa a la camarera que trae las nuevas cervezas. Es una antigua compañera de trabajo. Mejor dicho, él es el antiguo compañero allí, el ex-empleado que lleva a sus amigos al bar de toda la vida.
-¿Asimov?
Niega con la cabeza. Roto es un forofo de Tolkien, pero le da a la ciencia-ficción. En parte es culpa suya, harto de oír hablar sólo de elfos guerreros, hobbits a dieta, enanos sin montaña y monstruos con joyas. Pero no se quejará, su amigo ha encontrado un gran refugio en los robots. Diavolo, si hasta se ha metido a estudiar mecánica.
-Nah. No lo adivinaréis.
-Psicoanálisis. O Shakespeare.
-Eres un tramposo, Jam. Sólo tienes una oportunidad. Y has fallado, idiota. -Aspira el humo del cigarro y lamenta seriamente no tener un poco de hierba. Ahora mismo se apalancaría un porro bien cargado.- Cito textualmente, "un libro para aprender a sonreír".
-¿A sonreír? Si está deprimida, ¿por qué no va a un médico?
-¿Para engancharse a pastillas y estar muerta en vida? ¿Eres gilipollas?
-Artu... -Le aprieta el hombro, miándolo fijamente.- Santi no quería decir eso, Artu. Es sólo que no pensaba lo que decía. ¿Vero, Santi?
El rubio traga saliva, asintiendo con la cabeza.
-Claro, tío. Joder, Roto, sabes que no quería joderte.
-Ya, ya lo sé. Es que me toca los cojones el tema.
Se miran. El Roto y él saben muy bien de qué están hablando. Ambos han vivido el valium en casa y no les gusta nada. Nada en absoluto. Por suerte, está Jam con ellos, que parece ser el único con un poco de cabeza.
-¿Le encontraste el libro, Ciro?
-Cazzo, no. Le di algo mejor... Le di su propio libro.
-¡Y aquí llegó el buen samaritano!
El Roto ríe, Santi se atraganta con la cerveza al intentar contenerse; Jam le palmea la espalda mientras llora de la risa. El viejo chiste, la vieja broma. El bibliotecario que ayuda a la gente.
-¡Su... propio... libro!
-En blanco. Esperando a ser escrito. Le dije que así conseguiría sacarse a sí misma una sonrisa y que tendría que volver a la biblio a enseñármela.
-Joder, Spaghetti, tú sí sabes ligar...
-¿Te vas a callar, Santi? ¡Sa-li-do!
-¡A tu salud!
Brindan todos, entre bromas, y parece que todo vuelve a la normalidad. Santi y Jam inician a discutir vehemente si ir a un concierto de Extremoduro en dos meses, o si mejor ahorrar para irse el verano por Europa con el coche y un diccionario. Sólo el Roto, sentado a su lado, continúa con el tema.
-Te cojo tabaco, compa.
-Lía uno para mí también, anda.
-¿Entonces? ¿Qué ha pasado con la muchacha?
Suspira, y se frota la barba con la mano izquierda, la que tiene el anillo de su sorella. Su hermana.
-Que el libro lo pidió ayer. Y hoy a venido mientras hacía pausa para desayunar.
-¿Momento sacro? ¿Momento Rake?
Raquel. La camarera más guapa del mundo. Su camarera.
-Yep. -Coge el cigarro y lo enciende. Nota la nicotina galopar por su sistema nervioso. Meraviglia.- El caso es que se ha puesto a llorar, Roto. A pedir un amigo.
-Y tú vas a ser ese amigo.
-Cazzo, sí. Si me deja, sí. Tenías que haberle visto la cara, a la pobre. Tenía la mueca de una niña pequeña cuando descubre que la Befana no le ha traído dulces.
-Y, como lloraba porque ha descubierto que no existen los Reyes Magos, tú vas a adoptarla como mascota hasta que aprenda a sonreír.
-Algo por el estilo. Mierda, Artu. Tenías que haberla visto allí. De pie, aferrada a un libro en blanco, esperando por una palabra amable. Llorando en silencio porque alguien le sonreía.
El otro sacude la cabeza, da un trago a la rubia que tiene en el vaso. Fuerte, amarga. Una buena birra.
-¿Entonces? ¿Qué vas a hacer, Ciro?
-Ya te lo he dicho, Roto. Voy a ser el mejor amigo del mundo.
-¿Lo sabe tu madre? ¿O tu abuela? ¿Acaso le has dicho a tu padre nada de todo esto, que no vas a poder ir este verano...? Y menos si tienes este nuevo proyecto entre manos.
-Mira, esas mierdas son cosa mía, capito? Además, llevo siete años sin pisar esa ciudad de locos... No creo que esperasen en serio que regresase este año.
-Ya. Bueno, cada cual con sus mierdas, tío. Sólo procura que no entren cerdos ajenos en el estiércol.
-Te quieres callar de una puta vez...
Beben y fuman en silencio, escuchando la discusión encarnizada de los otros dos -Santi quiere ir sí o sí a ver a "el Rober" y Jam defiende a muerte el viajar hasta desgastar las ruedas del coche-; la canción de fondo.
Ciro incluso empieza a cantar a media voz.

"Now dance, fucker, dance
Man, I never had a chance
And no one even knew
It was really only you

And now you’ll lead the way
Show the light of day
Nice work you did
You’re gonna go far, kid
Trust, deceived!"

-¿Has quedado con ella?
-¿Qué?
Quizá sí va un poco pasado. Demasiada cerveza, demasiadas horas sin dormir, demasiado juego, demasiada maría. Quizá.
-Que si has quedado con la muchacha.
-Ah. Sí, dijimos de vernos mañana otra vez. A las once.
-Uuuh, pobre Rake. Dos días en que no vas a mirarla como un cordero degollado.
-Eh, vabbé, smettila! Es un momento tan bueno como cualquier otro para quedar, Roto.
-¿Cómo se llama?
-¿Qué?
-Joder, Ciro. Que cómo se llama la pava.
Ciro hace memoria. Recuerda que la melena oscura olía a lima y naranja. Que tenía las mejillas levemente sonrosadas, lo pálida que era su piel. Lo oscuro de sus ojos tristes. La voz suave y tímida. El piercing en la nariz, como una marca para aislarse más.
-No lo sé.
-¿Eres su mejor amigo pero no sabes cómo se llama?
-¿Cómo se llama quién?
La discusión ha terminado, y al parecer, sin ganador visible. Llega más cerveza, se lían más cigarros.
-La nueva chica de Ciro.
-Pero mira que eres idiota. No es mi chica.
-¿Y cómo se llama?
Se encoge de hombros.
-No tengo ni idea.
Dos pares de ojos castaños y unos verdes le miran con curiosidad.
Jam, optimista incondicional del grupo, es quien habla por todos.
-¿No sabes cómo se llama la chica? Ciro... Está es tu última locura.
-Sí, lo sé. -Ahí va el cuarto cigarro en menos de media hora. Y él que se había propuesto dejar de fumar. Le gusta demasiado la mala vida.- Pero en ese momento no parecía importante, raga. No tanto como hacerle enteder que podía contar conmigo, capito? Lo necesitaba desesperadamente.
El Roto sonríe de medio lado, ganándole el mechero por la mano.
-La próxima vez, tráetela y no quedes con ella a solas, capullo.
-Que os jodan.
Santi se ofende al saber que han vuelto a quedar. Jam se ríe como sólo él se ríe; fuerte, sincero, contagioso. Ciro se ríe con él.
-¡Eso no se hace, Spaghetti! ¡No puedes acapararla también a ella! ¡No hay derecho!
-Fanculo! Fanculo, raga! 
-¡Más cerveza, aquí al fondo! ¡Fría y rubia! ¡Nuestro amigo ha ligado!
-¡No hay derecho!
Y por encima de las bromas de sus amigos, de las risas, del humo de los cigarros, Ciro oye a Jam mascullarle entre dientes.
-Suerte, compa.
Grazie, piensa. Porque la voy a necesitar. Voy a darlo todo para conseguir esa sonrisa.
Fuma, bebe un largo trago de cerveza helada.
Y sonríe, para sí mismo.
Tienen razón. Es una locura.
Justo su hobby preferido. Cometer locuras.


"You’re gonna go far, kid!"

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